Tras la época inviernal, cuando el olivar ya ha sido cosechado y podado, los agricultores realizan una serie de tratamientos fitosanitarios que ayudan a los árboles a mejorar su proceso de crecimiento y desarrollo, así como también a prevenir determinadas enfermedades, como por ejemplo la mosca del olivo, la polilla del olivo y el repilo.
Por lo general estas actividades se realizan a mediados del mes de marzo, y uno de sus objetivos fundamentales es preparar las condiciones para que el olivar crezca y cuaje adecuadamente.
En este sentido, a inicios de la primavera, el olivar comienza con su proceso de floración, para luego dar paso a la formación del racimo, por esta razón los técnicos agrícolas recomiendan la aplicación de productos bioestimulantes que refuercen la calidad de la floración y del cuajado final del fruto.
De esta forma, la atención del olivar después del invierno, no sólo se enmarca en la actividad preventiva contra las posibles plagas o enfermedades, sino que además engloba el suministro de productos que mejoran el metabolismo de la planta, activan los diferentes procesos fisiológicos e incrementan su capacidad de producción.
Plagas y enfermedades típicas del olivar
El olivo es un árbol robusto y resistente, sin embargo, es afectado por una serie de plagas y enfermedades que disminuyen severamente su capacidad de crecimiento, desarrollo y producción, por esta razón, a continuación abordaremos dos de las principales afecciones que caracterizan a un olivar.
El repilo del olivar
El repilo del olivar, conocido científicamente como Spilocaea oleagina, es un hongo que ocasiona manchas muy características en las hojas del olivo, que a la larga produce el deshoje de la planta y por consiguiente la detención brusca de su normal crecimiento y producción.
El signo más característico del repilo es la aparición de manchas circulares de color oscuro en las hojas del olivo que se propagan rápidamente por toda la planta. Una vez asentado, este hongo produce el debilitamiento progresivo de las hojas hasta que finalmente caen al suelo. Cuando esto llega a ocurrir, el árbol sufre un proceso de estancamiento vegetativo que frena su desarrollo.
Para prevenir esta enfermedad se recomienda la aplicación de fungicidas y de compuestos a base de cobre.
Los productos más comunes utilizados para el control del repilo son el oxicloruro de cobre y el sulfato de cobre. El hongo del repilo aumenta sus posibilidades de aparición con la humedad. Se recomienda aplicar estos compuestos después de un periodo intenso de lluvia.
La mosca del olivo
El nombre científico de este insecto es Bactrocera oleae Rossi, pero es conocida popularmente como la mosca del olivo. Esta plaga es muy dañina para un olivar ya que las larvas de la mosca se alimentan del fruto del olivo, ocasionando la destrucción de la producción.
Por otro lado, cuando las larvas de la mosca se introducen en la fruta del olivo, generan las condiciones ideales para el desarrollo de otros hongos y bacterias que descomponen la pulpa del fruto.
Para prevenir y controlar este tipo de plaga se recomienda el uso de insecticidas que actúan sobre el sistema nervioso del insecto, sin embargo también se puede utilizar un control de plagas biológico, con la introducción de especies depredadoras de esta clase de mosca.