El desarrollo de la agricultura de precisión permite la observación y monitorización del campo de manera remota a través de imágenes satelitales o drones.
Gracias a estas técnicas, se permite evaluar la variabilidad del terreno y así poder elegir la mejor actuación para maximizar el rendimiento de su cultivo, reducir los costes y el impacto ambiental.
Los drones para agricultura tienen como principal ventaja la cantidad y calidad de información que brindan en tiempo real. Los drones ofrecen información muy valiosa y de alta precisión, que permiten realizar un análisis de la microvariabilidad del terreno. Los drones para el campo requieren de un trabajo posterior en el procesamiento de los datos y de software especializado.
Los satélites proporcionan imágenes valiosas que permiten tener un registro histórico de un cultivo, incluido de varios años atrás. Para poder entender lo que está ocurriendo ahora, hay tener en cuenta el pasado.
Las imágenes satelitales en agricultura pueden ayudarnos en las distintas etapas del ciclo productivo. Los satélites son vehículos espaciales que llevan sensores ópticos (pasivos) y radar (activos). Los sensores ópticos captan lo que refleja la tierra y según el satélite, varían la cantidad de porciones (bandas) que captan del espectro electromagnético. Los satélites más conocidos actualmente son los de Landsat 8 y Sentinel 2.
Las imágenes de estos satélites se pueden visualizar con combinaciones de bandas o con índices espectrales. Algunos de los índices más comunes son el NDVI, también conocido como índice verde o de vigor. Otro índice conocido y muy útil, especialmente cuando el índice verde se satura, es el GNDVI (índice de clorofila).
Los estudios con imágenes satelitales deberían ser la primera opción, complementados con una visita de campo por parte de técnicos cualificados si fuese necesario.