Nuestros orígenes
En 1983 Santiago Cobo plantaba las bases de un nuevo proyecto empresarial en Mancha Real. En esta localidad apegada a la tierra, donde el olivo siempre ha sido el rey, este proyecto tenía un sentido práctico y realista: la comercialización de abonos y otros insumos para las explotaciones agrícolas de los alrededores.
Los inicios fueron, como suele ocurrir, humildes y exigentes, pero también ilusionantes. Con mucho empeño y dedicación, aunando trabajo y experiencia, Santiago consiguió ganarse la confianza de los que, además de vecinos, ahora se iban convirtiendo también en sus clientes.
Poco a poco, y sin perder nunca de vista el olivar, la empresa fue ampliando sus actividades para incluir otros cultivos de jardín y de huerta, consolidándose también en los siguientes años como uno de los proveedores de cabecera de los pequeños productores y jardineros de la localidad y de las cercanías.
desde
1983
Nuestros principios
Los principios básicos que se planteó Santiago Cobo cuando abrió las puertas de su negocio siguen estando vigentes para nosotros. El objetivo central era claro: ofrecer productos y servicios de calidad. Ese “principio de calidad” sigue siendo el que nos orienta a la hora de dirigir nuestros pasos y tomar decisiones.
El segundo principio era, y es, hacer nuestra la motivación de nuestra clientela y poner de nuestra parte para ayudar a los agricultores a maximizar la rentabilidad de sus cultivos. Porque nosotros sabemos, al igual que Santiago lo sabía, que como empresa somos antes que nada el compromiso que adquirimos con nuestros clientes.
Pero también queremos marcar la diferencia. Nuestra contribución a la agricultura va más allá de la comercialización de productos de primeras marcas: proporcionamos acompañamiento técnico cualificado a los productores agrícolas que quieren optimizar su labor. Aspiramos a ser el proveedor de insumos agrícolas de los profesionales, desde luego; pero también a mucho más que eso.
Nuestro punto de vista
Tenemos una filosofía de trabajo basada en dos puntales: la dedicación y la excelencia. Queremos hacer bien nuestra labor y nos esforzamos constantemente para conseguirlo. Esto se traduce en un afán constante de mejora, poniendo el acento en la actualización constante y en la formación continua.
En nuestro quehacer diario buscamos el equilibrio entre el apoyo de las nuevas tecnologías y un saber hacer tradicional que se ha ido forjando paso a paso desde hace ya cuatro décadas. Somos conscientes de que hemos aprendido mucho, pero también de que todavía nos queda mucho más por aprender.
Además, nuestro proyecto tiene un marcado acento jiennense: nuestro foco de atención está en Mancha Real y las poblaciones cercanas. Lo nuestro es una apuesta por un modelo de negocio y de relación basado en la proximidad, en lo local.
Nuestro horizonte
Ya es mucho el camino que queda a nuestras espaldas, pero ¿cómo es el futuro que vemos para nuestra empresa? La prioridad está clara: seguir dando a nuestros clientes la atención personalizada y la calidad de productos y servicios que ya son costumbre de la casa.
Por otra parte, el sector agrario tiene mucho que ganar en un momento en que la innovación es una necesidad. Por eso tenemos la meta de aportar nuevas soluciones tecnológicas que pongan al alcance de los agricultores herramientas útiles y prácticas para optimizar la gestión de sus campos y ganar en calidad de vida.
Para nosotros se trata, en definitiva, de seguir siendo tan competitivos como lo es el mundo que nos rodea. No vamos a quedarnos atrás. No vamos a olvidarnos de dónde venimos, ni tampoco perder de vista a dónde vamos. Y vamos a seguir haciendo nuestro camino al lado de nuestros clientes.