El olivo, al igual que otras plantaciones frutícolas, posee ciclos biológicos donde se desarrollan las diferentes etapas de crecimiento y maduración del fruto. En este sentido, durante los meses de junio y julio, ocurre el denominado “cuajado de la aceituna”, que básicamente es un estado fenológico posterior a la floración y fecundación, caracterizado por la caída de los pétalos de la flor y la reproducción celular dentro de la pequeña pulpa.
Esta etapa del desarrollo es crítica, ya que comienza la aparición de un pequeño e incipiente fruto que amerita cuidados especiales para su posterior crecimiento. Durante la fase del cuajado del olivo, una temperatura moderada es el escenario más favorable, cierta reserva y aplicación de agua, y una equilibrada cantidad de nutrientes, son factores claves para garantizar el sano desarrollo de la aceituna.
Recomendaciones para mejorar la etapa del cuajado
Cuando el olivo comienza su etapa de cuajado es muy importante reforzar el aporte nutricional a la planta mediante un proceso de fertilización foliar que incluya todos los elementos nutricionales, y de esta forma garantizar el normal crecimiento del fruto.
En este aspecto, el uso de productos ricos en microelementos, como por ejemplo, el hierro, nitrógeno, boro y zinc, favorecerán la adecuada formación del fruto. Además, recordemos que el olivo se caracteriza por responder eficientemente al abono foliar, sobre todo cuando las temperaturas no son muy altas, la humedad es elevada y existe una buena cantidad de hojas jóvenes.
Cuando observamos los elementos que maximizan la eficiencia de la fertilización foliar, nos damos cuenta que corresponden a los meses comprendidos entre abril y julio, por esta razón, los momentos para realizar aplicaciones foliares van de la mano con los factores climatológicos o ambientales, así como también por los aspectos biológicos de la planta, en la que coinciden las etapas de floración, cuajado y maduración del fruto.
En este punto es importante resaltar, que los procesos de fertilización foliar son un complemento a otros como la fertilización del suelo, ya que ambos se consideran actividades complementarias y no excluyentes. De esta manera, la nutrición del olivar se verá reforzada con la aplicación de nutrientes, tanto en las hojas como en la tierra.
Por otra parte, también es recomendable hacer un análisis físico químico del suelo cada cierto tiempo, para determinar las condiciones del mismo, y con ello poder ajustar la composición de los fertilizantes y abonos.
Continuar con la campaña del control de plagas
Durante los meses de junio y julio, cuando la aceituna comienza a cuajar, hay que mantenerse atento con el control de posibles plagas, como polilla, prays del olivo u otras, ya que sus efectos pueden llegar a ser devastadores si no la controlamos a tiempo.
En caso de apreciar la aparición de algunos insectos u otro tipo de signos en las hojas, no dude en en contactar con su técnico, o empresa de confianza que pueda ayudarle a determinar a identificar y remediar la situación.